martes, 22 de junio de 2010

Capitulo 1




CAPITULO I
Promesa de Muerte

Era una noche tranquila, estaba en la orilla del rio hablando con mi hermana, cuando de repente escucharon unos gritos procedentes de las casas ubicadas a unos 200 metros de allí. No hacía falta hablar para tomar una decisión, corrieron sin decir una palabra hasta el lugar, el olor a sangre se hacía más potente a medida que nos acercábamos. 

Cuando llegaron a un árbol que estaba cerca de allí se limitamos a ver y escuchar, tanteando la situación. No estaban seguros de lo que exactamente sucedía, pero Cristina percibió que se trataba de criaturas iguales a ellos, asesinos.


- Ian, esto se está saliendo de control - Cristina estaba preocupada y con  toda razón.


Ese grupo de asesinos no tenían piedad con nadie, no estaban cazando, no se estaban  vengando, solo lo hacían por placer, el placer que solo una mente sádica podría tener.


Los  analizaba tratando de ver sus puntos débiles, no podía permitir que mataran a todas esas personas inocentes, no lograba percibir maldad en ninguno de los habitantes de esta pequeña comunidad, debía hacer algo de inmediato. Si bien ellos también eran asesinos, no mataban por placer, lo hacían por necesidad, además se alimentaban únicamente de uno o dos humanos cada dos semanas sin necesidad de matarlos, solo extraían un poco de su sangre  ya que también podían alimentarse de comida de humanos y de la sangre de algunos animales. Un grito trajo a la realidad a Ian, era Cristina, ya no podíamos perder más tiempo, tenemos que actuar.


-Ve por la izquierda y utiliza el viento –le ordeno- esos de allá son nuevos, acaban de convertirlos y no tienen el suficiente porder para enfrentarse a ti.


-Está bien, vamos –dijo Cristina, ella le dio una mirada agradecida porque sentía un gran afecto hacia los humanos.


El sintió como todo su cuerpo se contraía ya no había vuelta atrás, ellos tenían que pagar. Se acerco lentamente, como si estuviera contemplando una escena hermosa, todos los presentes se paralizaron y gruñeron hacia él, se dibujo una sonrisa llena de odio y resentimiento en Ian no podía creer lo que veían sus ojos, era la escenas mas hermosa y temible que alguien podría si quiera soportar, cuerpos por todas partes desmembrados y sin vida niños, jóvenes y adultos en su mayoría todos muertos.


-Vaya, queridos hermanos, empezaron la fiesta sin mi -Ian mostraba una sonrisa diabólica- esta noche morirán, todos- incredulidad, era lo único que mostraban las caras de los vampiros, luego uno por uno empezó a reír.


Como un solo Vampiro iba poder contra todos ello, pensaron, de repente sucedió uno de ellos se sintió confiado y corrió a atacar al que los había desafiado. Ninguno de ellos pensó que lo que paso a continuación sucedería, el vampiro quedo paralizado en el aire, Ian de un salto enterró sus uñas en  el su cuello y le arranco la cabeza tan fácil como arrancar el pétalo de una rosa.


Invadió el silencio en el lugar, todos miraban el cuerpo de su compañero sin creer lo que veían… ¿Cómo era esto posible? –grito uno de ellos, ¿Quién eres? –gritaba una hembra, ¿Por qué? ¿Cómo? Lograba balbucear ella.


-Oh, cierto, no me he presentado ¿donde deje mis modales? -todo sucedió con extrema lentitud, la cara de Ian que hace unos segundos parecía ser la de un Ángel que cambio por completo, ahora era mas animal sus ojos azules como el cielo ahora eran blancos con un tono azul alrededor y sus colmillos estaban al descubierto. Ian les gruño y les contesto. –Ian es mi nombre, todos pagaran por haber matado a estos inocentes.


-¿Tú y quién más? –preguntó una de las hembras- por si no lo has notado querido “Ian” somos mayoría y tu no podrás con todos -decía esto con una sonrisa triunfal.


-Es cierto, muy cierto Danielle querida, son mayoría pero todos son débiles y morirán -Danielle no podía dar reparo a lo que escuchaba, ¿cómo este vampiro sabia su nombre? era imposible pensó- es imposible, lo sé, pero para mí es posible- dicho esto soltó un  gruñido tan horrible que desencadeno pánico en todos los vampiros, en cuestión de minutos la gran mayoría estaban muertos, Danielle observaba todo sin dar reparo a todo lo que estaba sucediendo.


-Pero, ¿co… como? No... no puede ser… mis hijos... mis hermanos. Tartamudeaba mirando a Ian- ¿Cómo pudiste? Tan rápido… ¿quien… quien eres? -preguntaba aun sin poder creer lo que veía.


-Eso no debería importar ya ¿no crees? –la respuesta no vino de Ian y Danielle se volteo bruscamente para ver a otro vampiro atrás de ella. Era hermosa, su cuerpo, los ojos color marrón, su cabello llegaba hasta la cintura, Danielle nunca había visto unos vampiros así.


-Se que estas confundida pero pronto terminara, lo prometo –dijo Ian con un tono seductor, ya había regresado su apariencia normal pero lo que dijo a continuación ella no se lo esperaba. –Cris, te prometí que te dejaría a la jefe de este clan –la aludida sonrió de forma angelical y él le regresaba la sonrisa, eso fue lo último que vio Danielle, en cuestión de segundos la había matado.


-Ian y Cris buscaban sobrevivientes, no que pudieran hacer mucho pero los podían llevar a un hospital en cuestión de minutos y salvarlos. Mientras caminaban entre los escombros una mujer logró alcanzar el pie de Cristina que la miro inmediatamente, la mujer les dijo.


-P… por favor -jadeaba la mujer- ayud… ayuden a mi hija… ella no… no puede morir…
Cristina no podía creer lo que veía, ella sentía que esta mujer sabía, ella sabia lo que eran y aun así estaban pidiendo su ayuda a pocos minutos de morir.


-¿Donde esta? -fue lo único que dijo Cristina mirándola con desesperación.


-Esta… esta en su cuarto… -la mujer no hablo más solo señalo en dirección a su casa. Cristina solo se limito a asentir y entrar, al cabo de unos segundo salió con una niña en brazos, esta niña no tenía más de un año.


Su madre la vio y su corazón empezó a latir rápido de sus ojos salían lagrimas descontroladamente, Cristina se acerco a ella adivinando sus intenciones, quería verla antes de morir,  ella le acaricio la mejilla suavemente y dijo –mi pequeña… tan indefensa y llena de vida… Mad... Madeleine… cui… cuídenla, acto seguido murió.


Cristina no tenia palabras para lo que acababa de suceder y callo al piso temblando. No entendía nada lo que sucedía, como pudieron esperar tanto, tantas personas muertas por su culpa.


-Sabes que no es tu culpa, ni mía tampoco de todos modos llegamos tarde -decía Ian con una mueca de dolor en su rostro.


-Lo sé –respondió ella, miro a su hermano y le dedico una sonrisa de aceptación- vamos tenemos que buscar un sitio seguro para Mady -vio como Ian enarco una ceja y le sonrió para luego adentrarse en el bosque con una pequeña en sus brazos.


Llegaron al lugar donde vivían, allí se encontraba su líder Francis, más que un líder era como una madre ella les demostró que podían vivir sin ser asesinos, demostró que podían vivir entre las personas sin que se dieran cuenta de lo que verdad eran. Francis era un vampiro hermoso respetaba las reglas de los humanos tanto como si fueran las nuestras, apoyaba a cada uno de los miembros de su clan sin importar que. Cuando llevamos a la niña con ella, nos sonrió y nos dijo –Queridos míos, hicieron lo que pudieron y se que su madre que ahora esta descansando en paz gracias a ustedes dos, porque salvaron a un ser muy preciado para ella; creo que se a quien podemos darle la niña –.


Caminamos por la ciudad en silencio hasta llegar a un pequeño apartamento, subimos las escaleras y tocamos a la puerta, nos abrió una mujer de 24 años aproximadamente, vio a Francis al principio estaba sorprendida y luego su expresión estaba llena de amor y cariño nos abrazo a cada uno y nos invito a pasar. Cris y yo le explicamos todo lo que paso esa noche y nuestra madre le dijo que si quería a la niña y ella acepto con los ojos llenos de lagrimas, agradecida.


-Ian sabes que te agradezco de todo corazón lo que hiciste por mí hace 6 años y saben que siempre guardare su secreto –ella decía esto para todos- ustedes son como mi familia y cuidare de ella con mi vida.


-Estamos agradecidos por ese sentimiento que tienes hacia nosotros Alba, siempre te protegeremos a ti y a Mady –dijo Ian mirándola seriamente cuando decía esas palabras.


Al marcharse Ian no se imaginaba en ese momento lo importante que seria Mady en el futuro.

DIEZ AÑOS DESPUES


-Jajajaja, a que no me alcanzas Ian -reía Mady casi sin aliento.


-Sabes que si puedo alcanzarte, solo te doy ventaja –decía Ian con tono divertido- ¿Quieres ir a la playa pequeña?


-Wow, me encantaría –la niña tenía un brillo en los ojos que solo podían significar una cosa “Emoción”


-Bueno mi pequeña esta dicho -decía esto con una sonrisa en los labios- nos vamos.


Se agacho para tomarla en sus brazos y emprender camino a la costa. Era un viaje corto de 30 minutos y Mady ya estaba acostumbrada a la velocidad que su extraña familia poseía y eso lo hacia mas fácil. Al llegar, ella solo podía suspirar y reír de la emoción.
Esto… esto es hermoso, gracias por traerme -unas lágrimas brotaban de sus ojos.


-Mi pequeña, todo lo que este a mi alcance te daré para que seas feliz –dijo esto mirándola con ternura.

Ella solo sonrió y lo abrazo. Pasaban las horas cuando Mady hablo por fin –Ian prométeme que siempre estarán con nosotras… No quiero que desaparezcan… yo… yo los quiero, yo te quiero.

Él la miraba sorprendido, pero luego le respondió: - Y yo te quiero a ti, todos te queremos mi pequeña y te prometo que nunca las dejaremos se acerco a ella y le beso la mejilla. Ella le sonrió y lo abrazo pero lo que Ian no se imagino fue que su corazón latiría de nuevo, esto no era normal pero ya nada importaba se sentía con paz y eso era lo que le importaba en esos momentos.

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